"Dedicado a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales"
Albert Espinosa.

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martes, 9 de diciembre de 2014

Alrededor de humo.

Sola, sentada, pensando...alrededor de humo, como siempre.
Se ha convertido en mi mejor aliado, supongo que por lo que contiene; paz y tranquilidad. Lo que busco y amo cuando encuentro.
Cómo pasa el tiempo, ¿eh? Mi mayor enemigo. No me gusta estar marcada, influída y manejada por un reloj. Y si te paras a pensarlo, ¿a quién?
Que si cada minuto que pasa, es un minuto que no vuelves a recuperar; que si un día sin sonreír es un día perdido. El tiempo todo lo arrasa. Todo lo deja atrás.
Que si llego tarde a no sé dónde; que si a las cinco tengo que ir a no se qué. Todo lo marca. ¿Cuántos momentos congelarías?
No quiero tiempo. Para qué.
Me gusta ser libre y desgraciadamente es lo único que me encadena. Mi mayor enemigo. Y el tuyo.
Mi mejor aliado; humo. Mi mejor rato; a su alrededor.
Alrededor de humo, con su paz y tranquilidad; no hay mejor manera de no pasar el tiempo.

Pdt: El tiempo acaba de subir mi marcardor a veintiuno hace no más de dos horas y cuatro minutos. Feliz Cumpletiempo.

viernes, 31 de octubre de 2014

Libertad en vidrio.

Era una mañana bastante oscura. De esas que te levantas de la cama con el único deseo de volver a acostarte, pero a mí, no se porqué, me motivaba el día; claro que no sabía lo que me esperaba.
Eran ya casi las diez, tenía que salir de casa corriendo si no quería llegar tarde a las clases particulares de inglés que le daba a una amiga; suerte que no vivía lejos.
En la calle hacía un frío insoportable, y a pesar de estar ya bien entrada la mañana, no estaba muy habitada, pero bueno, la verdad que con esa rasca, no me pareció nada raro.
Estaba a punto de girar la esquina de la calle de mi amiga cuando un coche que conducía una afable anciana, se de detuvo frente a mí.
-Disculpe joven- dijo a la vez que terminaba de bajar su ventanilla-, he venido desde Córdoba a visitar a mi hija pero con tanto bloque no doy con su piso, ¿podría ayudarme?
-Claro señora- dije sonriendo, no había nada que me gustase más que prestar mi ayuda-. Dígame, ¿cuál es la dirección?
La señora sacó una mano temblorosa del coche y me tendió un papel. Pasé a leer directamente el bloque porque no tengo ni idea de los pasajes de mi barrio y, francamente, dudo que alguien la tenga. La hija de la señora vivía en los H, cerca del campo de fútbol, así que le indiqué en esa dirección.
La anciana pareció no entender nada y su cara de desconcierto me produjo compasión. Debía tener unos setenta años, me recordaba a mi abuelita.
-Lo siento, no he entendido nada- dijo con voz apenada- los años no perdonan, tal vez si pudiera acompañarme...
En seguida negué, nunca me había fiado de esas cosas...
-Señora me da mucho apuro pero llego tarde a dar clase y...
-No se preocupe- me interrumpió- intentaré encontrarlo sola o preguntaré más adelante.
¡Ah, maldita sea! Me dió tanta pena...
A día de hoy me sigo preguntando de dónde heredé esta dichosa empatía.
Cuando puso el coche en marcha le hice un gesto para que parase.
-Espere, deme un minuto. Hago una llamada y nos vamos.
Llamé a mi amiga para decirle que iba a tardar quince minutos más, que me había surgido un imprevisto. Una vez avisé, me monté en el coche y comencé a guiarla.
-En marcha- dije con una sonrisa que me correspondió la anciana de inmediato.
Ella seguía mis indicaciones y conducía un poco rápido, pero no le dí importancia, siempre me habían hecho mucha gracia las ancianas temerarias al volante; a veces incluso parecía que tomaba el rumbo segundos antes de mi indicación, como si supiera perfectamente dónde iba, pero debieron ser imaginaciones mías porque al llegar a la segunda rotonda que debíamos tomar, se equivocó.
-Se ha confundido señora- le dije con toda la amabilidad de la que fuí capaz- le indiqué que girase a la derecha por la parte interior y se ha metido por la exterior.
-Lo siento hija, no me he dado cuenta.
-No se preocupe, nos meteremos otra vez más adelante.
-Claro- la señora sonrió y en ese momento noté algo extraño en aquel coche. El ambiente se tornó frío y tenso. Algo pasaba.
La mujer cerró todos los pestillos y se metió en el carril que llevaba a la autopista dirección Sevilla.
-Señora, ¿qué hace?, ¿dónde va?- no recibí respuesta, ella sólo endureció el gesto-. Señora, por favor...¿dónde me lleva?
- Gracias por haberme ayudado, me caes bien. Gente como tú hace que me dé pena dedicarme a este negocio, pero se me pasa enseguida cuando pienso que te estoy enseñando una lección; no te fíes de nadie.
Nada quedaba ya de la entrañable anciana que me había parecido anteriormente. Su rostro se había vuelto cruel.
-Señora, ¡por diós!...no me haga esto, ¡lléveme a casa!, ¡quiero ir a casa!- fue lo último que conseguí decir antes de echarme a llorar con un tremendo ataque de ansiedad y un temblique de pies a cabeza. Intenté chillar, golpear los cristales, hacer algo que que advirtiera a la gente de mi situación, pero no pude. Estaba paralizada, era presa del pánico. Debí desmayarme porque no recuerdo nada más hasta que me desperté.
Ya no viajábamos solas. Podía sentirlo. Tenía los ojos vendados, las manos atadas y estaba tumbada, por lo que supuse que me habían mudado al asiento de atrás durante mi desmayo. La señora y el nuevo copiloto empezaron a hablar, pero yo no podía oír nada. Todas las cosas que pasaban por mi cabeza sonaban mucho más alto que sus voces. Era un manojo de nervios y tenía mucho miedo, además de frío y hambre. No podía concentrarme en nada más que no fueran mis sentidos y emociones, y en intentar controlarlas.
El coche se detuvo, al igual que mi corazón unos diez segundos más tarde, cuando abrieron la puerta trasera y el hombre que se unió a la maldita anciana durante el trayecto, me sacó de él de muy mala manera. Me quitó la venda de un tirón, mis ojos tardaron un tiempo en acostumbrarse a la claridad.
-Bienvenida a tu nuevo hogar- dijo con tono irónico. Tenía un marcado acento ruso, o de por ahí, del Este de Europa.
Estábamos en un chalet con un terreno enorme. El jardín tenía el césped perfectamente cuidado y una piscina gigante con hamacas y sombrillas alrededor. Parecía la típica casa de ricachones corruptos que aparecía en las películas; nada más lejos, pues había hombres enchaquetados y con pinganillos en las orejas en cada puerta que daba al jardín, y también en la cancela de la entrada...¿qué era eso?
Lo cierto es que el sitio era precioso, y claro que me habría gustado que fuera mi hogar, pero con mi familia, no con esa panda de rusos trajeados, o lo que quiera que fueran.
Rusos trajeados...no tardé en atar cabos.
Finca de lujo, señores con pinta de los Países del Este, secuestro a una chica blanca de 20 años...no cabía duda, había entrado a formar parte de la red del trato de blancas.
No pude evitar que me flaquearan las piernas ante mi descubrimiento y caí al suelo. El gorila que me llevaba agarrada del brazo me levantó de un tirón y me soltó una bofetada bastante imponente. Desde luego, no se me ocurriría volver a caerme.
¿Qué iba a pasar? Mi vida había acabado. No podía creerlo, ¿cómo iba a ser?, ¿estaba soñando?, ¿me había metido en las míticas películas de drama de los sábados a las cuatro de la tarde? Nada de esto; todo era real. Supongo que nadie piensa que le va a pasar a él hasta que le toca. Secuestrada y convertida en esclava sexual de ricachones asquerosos...no terminé de creérmelo hasta que, después de lavarme, vestirme, peinarme y maquillarme, me lanzaron a un cuarto donde esperaba un señor repulsivo.
-Hombre, ya era hora putita- dijo de forma déspota- quítate la ropa.
Fue la patada más dura que me pudo dar para sacarme de mi ensimismamiento. Tres palabras convertidas en el golpe más duro de realidad que había recibido hasta ese momento...
Desde entonces, no lloro. No siento, ni padezco. Me dedico a mirar sin ver, a escuchar sin oír y a meditar un plan que me permita acabar con todas las personas de este lugar sin antes recibir un tiro en la cabeza. Mi vida aquí vale tan poco...
Me pregunto cómo estarán mis padres, mi familia entera, mis amigos...me pregunto porqué a mí. Porqué nadie viene a salvarnos. Qué pasa con la autoridad de este país...aunque bueno, no sé de qué me asombro. No es que no sepan nada de esto, es que prefieren mirar para otro lado y, de vez en cuando, asomar la cabeza por aquí y probar la mercancía con la que se lucran.
Sabemos más de lo que nos gustaría. Jamás nos permitirían salir de aquí con vida y ya he perdido la esperanza de que algún día lleguen a desmantelar esta maldita red de tráfico. Llevo aquí solo tres meses y, si todo sigue igual, no sé si llegaré a cumplir el cuarto...y como yo, veinte chicas más sólo en esta finca, más las millones que hay por el mundo, más las que quedan por raptar. Convivimos con esto y poco o nada se hace por paliarlo.
Solo me queda decir, por si algún día esto llega a las manos adecuadas; aunque casi tengo la certeza de que no será así; que tengáis cuidado, jamás os fiéis de nadie, ni si quiera de personas que parezcan inofensivas, pues creo que ha quedado bastante claro que las apariencias engañan. Y si os compadecéis y queréis ayudarnos, llamad a los medios, la única manera de que paren esto es hacerlo público.
Att: Rozzane.

Doblo el papel en cuatro mitades, lo enrollo y lo meto en la botella de vino que se bebió enterita mi último "cliente" antes de caer como un tronco, me alegro, estos son los que se agradecen; se emborrachan, lloran y se duermen. He decidido poner un nombre falso por si lo encontrase alguno de mis "jefes", ya que rodaría mi cabeza en menos de diez segundos. Estoy en una habitación del segundo piso en la parte trasera de la casa, que da a un inmenso bosque de no sé donde. Aún no he conseguido averiguarlo, sólo sé que sigo en Andalucía y que a los andaluces les gusta mucho el campo. Así que me acerco a la ventana, suspiro y lanzo con todas mis fuerzas la única esperanza de volver a casa algún día...

jueves, 30 de octubre de 2014

Como para olvidar...

Hoy es el día. Estoy tan emocionada...
Las cosas han cambiado muchísimo; hace a penas dos meses no me hablaba ni con mi padre ni con mi tía; la cual estaba esperando su segundo bebé; y hoy...están aquí, en Sevilla, viviendo en una casa en la que prácticamente me he criado, en mi pueblo de toda la vida. Es extraño, pero me encanta. Todo vuelve a ser como antes; todo son bromas, risas y locura. Mi tía hoy sale de cuentas, así que para agilizar la movida, hemos decidido ir al campo a dar un paseo. Se le ha ocurrido la tremenda idea de dar a luz en casa...además, hoy viene Mario, un chico al que estoy conociendo que, por fin y después de muchas bromas telefónicas, va a ver a papá...tengo ganas. Seguro que se llevan genial. Sin duda, hoy va a ser un día movidito, de esos que, sea la época que sea, recuerdas con la nitidez del día anterior.
Llegamos al campo y no duramos demasiado...a penas llevábamos andando media hora cuando mi tía se meó encima y nos brindó la mejor oportunidad de descojonarnos hasta entonces. Poco después empezaron los nervios y los dolores y ahora estoy aquí con ella, esperando a mi padre que se ha ido corriendo a la carretera a por el coche.
Llegamos a casa y tumbamos a mi tía en la cama...yo prefiero quitarme del medio y dejar a mi padre prepararlo todo, que es el apañado en estos temas, además,  Mario llega en una hora y tengo que prepararme.
Al salir del baño, voy directa a la habitación donde están mi tía y mi padre con todo el percal, a ver cómo va la cosa...
-¿Cómo lo lleváis papá?- decido preguntarle a él porque veo que mi tía esta demasiado ocupada intentando no asfixiarse...Dios...
-Pues no sé, pero tiene toda la pinta de que va a ser muy rápido; esta está más abierta que la puerta de un campanario..- mi padre y su usual sutileza.
Suena el timbre...¡uff!, ¡Mario!
Estoy muy nerviosa, no sé si por él, por mi padre, mi tía, el bebé...o por todo. Menudo día.
Saludo a Mario, que ya está más que al tanto de la situación, y vamos a la habitación. Este chico...ni rastro de tensión. Como si no estuviera a punto de conocer al rey de la broma sarcástica, experto en dejar a alguien tirado en menos de 10 segundos, y ver un parto en directo. Supongo que eso me alegra, él tiene la tranquilidad que necesito.
Dos segundos después de cruzar la puerta, mi padre le lanza una mirada escrutadora y suelta su típica broma, aunque con Mario no le sale como querría...
-¡Hombre Mario! Soy Selu- dice mi padre sonriendo. Mario le da la mano educadamente y escupe un "encantado" con una sonrisa en los labios. Transmite paz y serenidad, algo que deja a mi padre exhausto, pero nada lo va a parar...- ¿qué te pasa?, ¿estás cortado?, porque si quieres...ahí tengo tiritas- señala el botiquín que ha dejado en la mesita de noche con la única intención de gastar su desgastada broma. Intenta parecer serio e imponente, como si en lugar de presentarle a un amigo, le estuviera presentando a mi futuro marido y esto fuera una mala película americana, pero sabe que con Mario no va a ninguna parte.
-¿Qué?- Mario estalla en una carcajada bastante contagiosa. Todos empezamos a reirnos escandalosamente, incluída mi tía, que lucha a su vez para controlar los dolores-. Eres tal y como me había contado tu hija.
Aún entre risas me acerco a mi padre y le suelto una colleja- Renovarse o morir padre...
Mi tía grita y se lleva consigo el cálido momento que estábamos viviendo para dar paso al miedo y la tensión. Está histérica. ¡Dios mío! El bebé viene y no sé si estoy preparada para ver esto.
Mario se va a la cocina a regar una plantita que le traía a mi tía para dejarnos intimidad. Bonito detalle.
Después de muchos "respira", "empuja" y "tranquila que ya viene", el precioso bebé llega al mundo con una nube de calma que nos inunda a todos.
Mientras mi padre se encarga de él, Mario y yo tranquilizamos a mi tía y preparamos todo lo que nos ha pedido para el reposo de ambos. Una hora más tarde, está todo bajo control y Mario y yo decidimos salir a dar una vuelta.
Mientras estoy peinándome en el baño, recibe una llamada y se aleja para contestar.
-Era mi madre- dice volviendo del salón.
-¿Todo bien?- pregunto percibiendo algo extraño.
-Perfecto- dice sonriendo, aunque lo noto angustiado, no es su sonrisa habitual.
Salimos a dar un paseo por el pueblo y elegimos una plaza muy chula con pequeños y anchos muros para sentarse. Preparo lo que nunca nos falta; la cachimba; y comenzamos la charla.
Oigo un silbido a mi espalda; me giro y veo a mi hermano pasando a lo lejos con dos maletas trolley, una a cada mano, dónde irá...Le hago un gesto con la mano para que se acerque.
Se sienta con nosotros a fumar y me cuenta que se va a quedar un tiempo en casa de mi abuela, porque dice que está harto de nuestro barrio y la misma gente de siempre...menudo grillado.
De repente, algo cambia en el ambiente; se vuelve frío e insólito, como el rostro de Mario.
-Chicos, tengo que contaros algo...- empieza- ¿habéis oído hablar de los Dioses Orchakras?
-Dioses Or ¿qué?- dice mi hermano flipándolo. Yo solo me preparo para otra de las historias de Mario.
-Orchakras. Son los Dioses que rigen el equilibrio del tiempo diario. Se encargan de dividir el día en cuatro tiempos y estipulan los horarios que conocemos aunque no tengamos ni idea de ello...
-¿Por qué tú sí la tienes?- pregunto sin comprender nada...
-Al igual que las campanas de la iglesia suenan cada hora para certificarnosla, estos Dioses forman una banda que toca una melodía en cada momento del día; mañana, medio día, tarde y noche. Cada momento tiene la suya. Sólo unos pocos humanos pueden oír dichas melodías en la tierra y su misión es corregir a los Dioses si alguna vez confunden el momento con la melodía, ya que ellos no tienen certeza del horario real de la Tierra y esto podría provocar un desequilibrio en el tiempo. Mi madre es una de las encargadas y ha fallado...
-¿Qué me estás contando?- salta mi hermano- Alba de verdad, ¿tú qué clase de amigos te buscas?
-¡Cállate Alex!- le digo de mala manera- ¿Cómo que ha fallado Mario?
-Ella se quedó dormida y se despertó aturdida, perdió el cálculo del tiempo. Los Dioses tocaron su melodía y ella los advirtió de un error que no habían cometido. Al final no ha pasado nada, pero esto podría haber acarreado graves consecuencias para nosotros. Los humanos, sobre todo los escépticos, no están preparados para saber nada de esto, podrían volverse locos.
Mi hermano se ríe, aunque creo que nervioso, tiene miedo.
-¿Qué quieres decirnos con todo esto?, ¿qué va a pasar?- pregunto impaciente y algo temerosa también...
-Los Dioses están furiosos. Quieren castigar a mi madre y vienen hacia aquí. Esta mañana, cuando se despertó, había un pájaro rosa envuelto en un pañuelo rojo posado en el perchero de su habitación, es la señal de los Dioses Orchakras. Creo que su pretensión es reclutar a uno de sus hijos. Harán que trabaje para ellos como un sirviente para toda la eternidad, no podrá volver nunca más.
-Uno de sus hijos...¡tus hermanos!, ¡avísalos!, ¡¿qué hacemos?!, ¿¡qué pasa contigo!?
-Mis hermanos ya están escondidos en casa. No pueden entrar en ninguna propiedad. No pueden reclutar a nadie a menos que lo encuentren por ahí, donde no debe.
-¡Dónde no debes! ¿Qué coño haces aquí Mario? ¡Vámonos! ¡Corre!- me levanto de un salto y cargo uno de los trolleys de mi hermano- Alexis coge el otro, ¡vamos!
Una música se oye a lo lejos y empieza a sonar cada vez más fuerte, acercándose.
-Es tarde Alba- dice Mario derrotado-. Me he enterado tarde, no hay tiempo. Ya están aquí.
Mi hermano y yo nos miramos obstinados.
-Levanta el culo y empieza a correr si no quieres morir antes de que te cojan- amenaza mi hermano con rabia.
Echamos los tres a correr tan rápido como podemos hacia casa de Mario, que es la más cercana.
De repente todo se tambalea, como si se hubiera perdido el centro de gravedad. A Mario se le cae algo y se para a recogerlo.
-¡No pares!, ¡déjalo!- grito desesperada.
No hace caso. Se para, lo coge y echa la vista atrás. Mi hermano y yo seguimos corriendo y llegamos a la calle de Mario antes que él. Segundos más tarde gira la esquina.
-¡Alexis abre las maletas, rápido!- le ordena a mi hermano, que se apresura a hacerlo.
Yo estoy asfixiada y tengo la boca seca. Levanto la cabeza en un intento de coger una bocanada más grande de aire...¡Dios mío!
-¡Chicos, el cielo!- Mario y mi hermano miran hacia arriba; hacia un cielo que se ha tornado naranja y hay una increíble bandada de pájaros rosas volando en todas direcciones sobre nuestras cabezas. La música suena ya a un nivel tan alto que a penas podemos oírnos.
-¡Seguid corriendo hasta mi casa, vamos!- lo miro. No pienso moverme-. ¡Alba ahora voy yo, te lo prometo!, ¡corre, vete con tu hermano!- dice mientras rebusca como un loco en las maletas, ¿qué coño hace?
-¡Mario deja la ropa!, ¡¿qué haces?!, ¡vámonos!- no quiero irme, no quiero que lo cojan.
Mario hace un gesto a mi hermano, que me coge, me lleva a rastras hasta la puerta de la casa y llama al timbre.
-¡No! ¡Alexis, suéltame!- la madre de Mario abre la puerta y mi hermano me lanza hacia adentro, siguiéndome y cerrando la puerta a su espalda.
-¿Dónde está Mario?, ¿dónde está mi hijo?- la mujer está temblando y las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos.
-Tengo que ir a por él Alex, por favor, déjame salir- miro a mi hermano a punto de llorar-. ¡Déjame salir!
-Iré yo- mi hermano comprende mi agonía.
Abre la puerta y mientras se dispone a salir, consigo asomar la cabeza e inspeccionar la zona. Una mujer con una falda larga negra, una blusa blanca y un pañuelo rojo en la solapa, se vuelve hacia nosotros y nos obliga a entrar en la casa a empujones. Debe ser una recluta que hayan logrado tiempo atrás, en otro error de algún humano con el don de oírlos, porque la chica no parecía nada contenta con lo que estaba haciendo.
Justo en el último instante antes de volver a estar encerrada, lo veo. Mario. ¿Qué ha hecho? Estaba camuflado. Lleva un pantalon y una chaqueta negra, una camisa blanca, y algo rojo en la solapa...¡Se ha vestido como ellos con ropa de mi hermano!, ¿qué pretende?
Esperamos diez minutos hasta que dejamos de oír la música y abrimos la puerta...saltamos a la calle con la esperanza de encontrar a Mario.
Dos segundos después y a penas a unos pasos de la casa, Mario aparece por la esquina corriendo y haciéndonos señales de que volviéramos dentro. Él entra justo después que nosotros, cierra la puerta y echa la llave apresuradamente.
La madre llora desconsolada, él la abraza y después a nosotros.
-He conseguido engañarlos chicos, pero no sé por cuanto tiempo...- todos respiramos aliviados.
Dos semanas más tarde vuelvo a casa de Mario. Me paro en la puerta y siento algo raro en el lugar...supongo que será la inquietud y el miedo de no saber cuándo volverán a por él...me llaman al móvil. Mamá.

-¿Si? Dime mamá- respondo.
-Alba, ¿has puesto la lavadora?
-¿Qué?

¡Mierda! Me levanto de un salto. Las 11:15h de la mañana...me había quedado dormida. Tengo un whatsapp de Mario y lo primero que hago es contarle que he soñado con él y que ha sido guapísimo. Tengo la sensación de seguir aún soñando y estoy cargada de adrenalina. No hay mejor forma de empezar el día que con un sueño lleno de acción.
¡Buenos días!

martes, 28 de octubre de 2014

Anti-pro.

Porqué motivo han cambiado tanto las cosas; en lo que al amor se refiere.
Infravaloráis palabras sin daos cuenta de que, a su vez, estáis infravalorando gestos y sentimientos.
Bueno, partiendo, encima, de la base de que ya las conversaciones se mantienen a través de pantallas, donde la poca vergüenza, los nervios de conquista y el respeto que quedaban, se pierden por completo.
No hay límites. Ya se sabe que el romanticismo ha muerto, pero ¿qué hay del cariño y el respeto? Fácil. Antes se intentaba enamorar, ahora sólo se prueba suertes.
Como mujer; y espero poder hablar en nombre de muchas; no me gusta que me piropeen al final de cada frase- ni al principio-. Me molesta que me llamen con apelativos cariñosos cuando no tenemos ningún tipo de relación, es más, no lo soporto. No me gusta que me despierten todos los días con el mítico "buenos días princesa" y por encima de todo, no tolero que me digan te quieros whatsappeados a la semana de conocernos.
Qué ha pasado por dios...qué os ha pasado a los hombres y, sobre todo, qué coño os ha pasado a las mujeres que caéis ante esto...
A todos nos gusta que nos mimen y nos digan cosas bonitas, pero no de esta manera. Así sólo se pierde la ilusión y se cae en la monotonía antes de empezar.
Llamadme loca, rara o antigua, pero a mi todavía se me ilumina la cara cuando alguien que me gusta me dice guapa o me encuentro un mensaje con un simple "buenos días" inesperado, ¿qué sentido tiene que lo haga constantemente?, ¿qué sentido tiene que te diga cielo, amor o cariño cuando no existe ningún lazo?, ¿qué te va a decir cuando lo haya que pueda conmoverte?, y ¿por qué derrocháis te quieros? Jamás saldrá de mi boca un "te quiero" sin sentirlo, para mí es la peor forma de engaño que existe.
Ahora saltará el típico tonto que diga, "es que vosotras sólo queréis a los que os tratan mal"; desafortunadamente, hay muchas así, pero no amigo, lo que digo es que yo sólo me enamoro de la persona que todavía sabe hacer y decir cada cosa en su momento.

domingo, 19 de octubre de 2014

Operación retorno

Son las 04.50h de otro estúpido y aburrido domingo de mi vida. Me levanto en 5h y aquí estoy, sin pegar ojo para no variar. Mi insomnio y yo solos, manteniéndo charlas sobre un futuro incierto que no llevan a ninguna parte y no se calla...le digo que quiero dormir y no me deja...le pregunto porqué y me echa la culpa..."no estas contenta con tu vida" me dice el muy...en fin. No sé qué hacer para que me deje tranquila. Por lo que se ve, el también quiere marcharse, también se encuentra atado a mi sin querer y me odia tanto como yo a él. Dice que si consigo dormirme ambos descansaremos, pero que con mi cabezonería eso no va a pasar.
¿Por qué me dice eso? ¿Acaso no es él quién me lo impide?
-No Alba- dice-, eres tú. Tu inquietud, tu incomodidad, tu disgusto con la vida, tu constante "run run" en la cabeza. Tú eres la culpable. Tú tienes que cambiar eso. Tú eres la que se empeña en seguir con algo que no te motiva, en perder el tiempo como si lo pudieras recuperar. Entérate; no duermes porque no quieres, porque cada día te dejas cosas pendientes que desearías hacer y no haces. Cámbialo. Tienes la clave y todas las cartas a tu favor. Deja la estúpidez y sé tú. Valiente, altanera y loca, "echá pa'lante". La que se libraba de todo lo que le atrasaba. Esa que hacía lo que quería y no le temía a lo que viniese. Vuelve.

Parece muy enfadado...pero tiene razón.
Fijaos si la tiene, que me he vuelto tan cobarde que tengo que decirme a mí misma lo que falla y cómo solucionarlo dándole vida a un concepto.
Gracias insomnio...comienza mi operación retorno y ya estás listo para marcharte.
Buenas noches.

martes, 23 de septiembre de 2014

Y entonces...

...te das cuenta de lo bonito que es que ya no te importe algo que antes te hacía pasar las noches en vela.
Lo bien que sienta el haber llegado hasta tal punto de cansancio de algo, que ya ni si quiera te quita el sueño, sino que te lo provoca por aburrimiento.
Lo increíblemente genial que es no tener que levantarte con la cara hinchada cada mañana por haber llorado hasta quedarte dormida la noche anterior.
Y sobre todo, te das cuenta que vuelves a ser tú, que nada te preocupa, que eres libre y nada puede pararte.
Feliz por volver a adueñarme de mi tiempo y no regalárselo a nadie que no lo merezca, nunca es tarde para darse cuenta de que cada día, es un nuevo comienzo :)
Buenas madrugadas ♥

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Cuánto hace falta.

Hoy es para mí ese día que siempre llega a todo el mundo cuando se cansa de esperar algo. Ese día en el que te planteas cuánto más hace falta para que te des cuenta de que las cosas no suceden porque sí. Si quieres algo, consíguelo, ve por ello y no te quedes esperando que llegue solo, esfuérzate, lucha. Se necesita para todo, para encontrar trabajo, en el amor, en la amistad, para lograr tus metas...todo requiere empeño, constancia, ganas...
Es muy fácil lamentarse, sobre todo cuando no mueves un dedo y claro, después llegan los arrepentimientos...¿por qué no hice aquello cuando pude?
Es el momento. Ya he visto cuánto hace falta y no voy a ser esa que sigue quedándose quieta viendo cómo lo que quiere se esfuma delante de sus narices, ¿y tú? No importa lo difícil que sea, poco a poco todo se consigue porque nada es imposible. ¡¡A por ello!!

viernes, 15 de agosto de 2014

Dentro vs. Fuera

Me gustaría un monton entenderme a mí misma. Saber porqué a veces me enrrollo tanto, le busco el doble fondo a todo y al final acabo complicando lo más simple. También me gustaría comprender porqué esas mismas veces lo hago todo tan fácil, de modo que parece que actúo con normalidad como si se tratase de algo realmente sencillo...como si no tuviera un tremendo lío en la cabeza y en realidad supiera lo que hago. Dejadme confesar; no tengo ni puta idea. Dentro libro una gran batalla diaria entre lo que hago bien y lo que hago mal sin llegar a ninguna conclusión, vamos, que no sé ni dónde estoy parada ni cuál es el siguiente paso. Fuera, parece que lo tengo todo controlado y que me muevo bajo unos puntos estipulados previamente, una persona segura de sí misma y que lo sabe todo; fría y calculadora. Una mierda...entre lo de afuera y lo de adentro, lo que los demás ven de mí y lo que realmente siento, no hago más que enredarme en el mismo lazo, y al final del día, llego a la cama con ese terrible dolor en la boca del estómago, que no es si no el resultado de no estar haciendo las cosas bien y no saber cómo solucionarlo. ¿Por qué existe el miedo a hacer lo que sientes? Ojalá me lo sacase de encima. Ojalá me atreviese a hacer todo lo que quiero y que nada pudiese pararme. Ojalá...

miércoles, 18 de junio de 2014

Rechazo.

Esta mañana he discutido con mi hermano...qué pesado es, a punto de cumplir 17 y está en la época más vacilona de su vida. Hay veces que no lo soporto, siempre protestando y contestando mal a todo.
Voy llegando a casa pensando que no tengo ganas de encontrármelo pff, ojalá esté en el gimnasio o por ahí con los amigos haciendo el tonto, que es lo que mejor se le da.
Entro en casa y me voy directa a mi habitación, desgraciadamente para entrar a la mía tengo que pasar por la de él, pero no está...uff menos mal.
Un momento. Algo llama mi atención y me para en seco; hay un puto boli en el aire, escribiendo justo entre la puerta del armario y los cajones...¡terror! Grito a mi madre que viene corriendo a la habitación de mi hermano, pero no se sorprende, ni se asusta...¿qué?, ¿qué coño está pasando aquí...?
Mi madre abre la boca y se dispone a contarme la peor historia de mi vida:

-Llevábamos mucho tiempo esperando que te encontraras con algo así Alba. Tu hermano no está, no está desde hace un tiempo...

Pero, ¿qué dice esta mujer? Acabo de ver un boli en el aire y ella me ralla más...

-Tu hermano murió Alba. Hace un año en aquel crucero hubo un accidente y se ahogó, no pudimos hacer nada. Sufriste un shock tremendo y al día siguiente no podías recordar, tu mente eliminó ese suceso, te negaste a aceptarlo. Te comportabas como si tu hermano aún estuviera aquí, como si realmente pudieras verlo cada día y los médicos nos dijeron que actuasemos con normalidad hasta que el asunto detonara...

¿¡QUÉ!? Está loca, completamente loca...grito, discuto con ella y me dispongo a oler la ropa de mi hermano que, como normalmente, está colgada en el perchero de la puerta...y nada. No huele a nada. Ni rastro de perfume...si tan sólo ayer pude ver cómo se lo echaba antes de salir con su amigo, que lo esperaba en el salón...
Ahora lo entiendo todo. Mi madre hablaba a mi hermano con la mirada perdida la mayoría de las veces, como si no supiera donde estaba, y otras muchas veces le respondía cosas que no concordaban con lo que el decía; o lo que yo pensaba que decía. Mi hermano está muerto. Mi mente rechazó eso y mi madre se ha dedicado durante casi un año a poner cuatro platos de comida en la mesa, hablarle a la pared, dejar que sus amigos suban a buscarlo para salir a ninguna parte y pedirme que no discutiera sola...no puede ser. Esto es coña. Mi madre niega con la cabeza y empieza a llorar...
¿Todo era mi imaginación?, ¿cómo puede ser? Mi hermano no está en casa pero su presencia está aquí, puedo sentirla, todos podemos. Cojo el boli que escribía sin dueño en el aire y me voy a mi cuarto a llorar e intentar escribir todo esto para sacarlo de mí y, de repente, siento una presion en mi mano, alguien escribe por mí...: Alba, estoy bien. Aunque a partir de ahora ya no podrás verme, estaré en casa, yo te cuidaré. Aquí las cosas están flama, me gusta una tía que se llama Lorena, atenta al whatsapp, te enviaré una foto jajaja. Siempre me notarás cerca. Te quiero, Alexis.
No puedo creer nada de esto...es imposible joder...lloro, lloro y lloro. Ahora sé que mi hermano nunca cumplirá 17 años, ni si quiera llegó a los 16 y yo hasta le había comprado un regalo de cumpleaños...me tiro en la cama completamente derrumbada y me vibra el móvil.. ¿¡!?, ¿Realmenteme puede enviar una foto? Nah, es una notificación de twitter...eh, son las 13:15h y escucho la voz de mi hermano en el salón...acabo de despertarme y estoy llorando, mi hermano está vivo. Todo ha sido un maldito sueño...